Opinión | Reseteando

Guiniguada: lo blando y la demolición

La alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias, estuvo presente en al acto del Foro del Tour Universo Mujer.

La alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias, estuvo presente en al acto del Foro del Tour Universo Mujer. / LP/DLP

La alcaldesa Carolina Darias ha dado un levísimo paso hacía adelante para desatascar la reconversión del Guiniguada en su travesía por el casco histórico, en realidad una autovía obsoleta que ataca con desvergüenza la convivencia social y cualquier principio de sostenibilidad. El inicio de los farragosos trámites para un concurso de ideas da cuenta del nivel de competitividad y calidad que el gobierno municipal quiere darle a la iniciativa, siempre, claro está, que el nivel del jurado no defraude. Esta actuación revitalizadora, con un historial agotador en lo que a aplazamientos se refiere, requiere de una transparencia indiscutible, sin dobleces. ¿Qué dimensión va a tener el proyecto? ¿Desaparecerá el tráfico? ¿Será el punto y final del hormigón de la autovía? ¿Nacerá un corredor verde? ¿Volverá a abrirse el cauce? Estos interrogantes y otros siguen pendientes de respuesta, a la espera de que el tempo político considere conveniente el desbroce. Nadie se opone a un «paseo de las artes y la cultura» , donde el Guiniguada se convierte en un eje urbano privilegiado para llegar hasta Vegueta y a los centros culturales que alberga el casco histórico. Pero no es suficiente. El avance más fructífero en esta intervención con mal fario fue la solución Joan Busquets, que décadas atrás planteo un ambicioso cambio que no salió adelante por diferentes circunstancias. Saavedra hizo el último intento por retomarla, pero la recesión de 2008 lo chafó. No es cuestión de fijar aquí sí es la mejor o la peor alternativa, pero valdría como referencia a la hora de decantarse por una intervención blanda o una demolición. Sin ir más lejos, la opción de Hidalgo y Doreste, en contraste con la diseñada por el arquitecto catalán, es un claro retroceso. La larga espera por un cambio en el Guiniguada más urbano se merece todo el afán posible, por supuesto que con la atención debida a las limitaciones presupuestarias y técnicas. Esta capital necesita un revulsivo, un proyecto que la ponga en el centro. Darias tiene en sus manos elevar la autoestima de los ciudadanos, o bien engordar el desencanto.

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